El mundo silencioso de Petrona Viera

“Yo sé que para los seres sensibles no es fácil resolver la vida. La sensibilidad significa siempre vulnerabilidad y es necesario que el ambiente sea propicio al que tales condiciones tiene, para que pueda dar ancho campo a su alma y permitirle vivir sin lastimaduras.
Durante muchos años encontré, gracias a mi padre, ese ambiente. Hoy y quizás gracias a él mismo, aunque ya no lo tengo, tampoco me falta. Es que soy de su escuela. Sé que existe algo que jamás hay que entregar a las exigencias de la vida, en el suceder de los acontecimientos y de los fracasos: el optimismo. Y sé que la mayoría de las batallas que tenemos que librar no son ni decisivas ni destructoras.
La soledad me encanta. He logrado crear dentro de mí un espacio aislado de los demás, en el que puedo cultivar mis propias opiniones, sentir independientemente y pensar independientemente.
Es que si no hubiera quienes se oponen a renunciar a sus puntos de vista personales y se adaptaran en cambio blandamente a lo que piensan y hacen millones y millones de hombres, el mundo no tendría sentido, y el arte, las máquinas, la ciencia, carecerían de objeto.
El artista no debe limitar, encerrar la satisfacción de ver en un número pequeño. Apenas levante los párpados, sus ojos han de tener un objetivo, estar despiertos, terriblemente despiertos, amargamente despiertos, si es necesario.
Ante los ojos del que tiene la capacidad de crear, todo ha de quedar desnudo, o vestido,según la ilusión”.

Petrona Viera

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