Pueblo bretón bajo la nieve

Pintado en 1894, durante el descanso en Europa, sirve para comprender la adaptación de Gauguin a los lugares más diversos. Es como si el autor hubiese regresado a sus primeros tiempos, reviviendo un modo de ver el paisaje que merece el nombre de impresionista y que puede relacionarse con el estilo de Pissarro. Hasta cierto punto, forma esta obra, un ejercicio para olvidar el medio que el pintor ha abandonado, y al que pronto volverá para siempre.


Francisco y Nacho

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